Un parque en el museo / Un museo en el parque
Ya he hablado de el Parque de los Caobos de Caracas, en otros post, pero en #UrbanExploration es la vez primera y quise para esta ocasión colocarle tantas fotos como fuese posible.
Su nombre oficial es Parque Sucre, en honor al héroe de la independencia latinoamericana: El Mariscal Antonio José de Sucre, pero comúnmente se le conoce como el Parque de los Caobos, no se tiene claro si en por la cantidad de árboles de éste tipo, por el nombre de la antigua hacienda que existía en su lugar o por una de las urbanizaciones del norte de la ciudad.
Este parque es un verdadero oasis dentro del bullicio capitalino. Enclavado en la zona cultural de la ciudad es un vaso comunicante entre una de las zonas más concurridas como Plaza Venezuela y la Plaza de los Museos (por donde se encuentra su entrada principal), lleno de una vegetación primaveral que forman una arboleda que deja pocos sitios disponibles para el sol. Ideal para las actividades al aire libre y su concepción arquitectónica está pensada para que se integre urbanísticamente a los museos que la circundan.
Esa compuesto por caminerías y áreas verdes que por lo general dejan ver obras talladas en piedra o de concreto que lo hacen parecer rústico, pero en realidad es un sitio muy sofisticado desde la perspectiva urbanística. Es una forma de continuar visitando un museo pero al aire libre, sin la rigurosidad del silencio y sin la prohibición de tocar las obras de arte.
La naturaleza se expresa. Todo combina y pareciese que los colores ocres otorgaran un eterno otoño al lugar. Está rodeado por arterias viales, de las más concurridas de la ciudad, del Museo de Ciencias Naturales, el Museo de Bellas Artes y el conservatorio de música del Sistema de Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (El más grande del mundo).
Los espejos de agua, son constantemente atropellados por el otoño infinito. Los lirios acuáticos no se rinden ante nada.
La Fuente Venezuela, es el principal monumento del lugar. La frescura del trópico baña sin cesar a los Andes, Los Llanos, El Ávila, Al Orinoco y El Caribe, representado por distintas personas desnudas, perfectas y que disfrutan constantemente de su baño de frescura. Es obra de Ernesto Maragall, originalmente se encontraba en Plaza Venezuela, pero fue movida tras la modernización de ésta y para evitar el deterioro producto del smog vehicular.
Una de las obras que se encuentran caminando en el parque es la Trompetilla para Sordos de Marcos Salazar.
La escultura de Teresa de la Parra, esta insigne escritora venezolana, es quien da la bienvenida al parque directamente desde la Plaza de los Museos, es una obra elegante, sobria que descansa sobre un espejo de agua.
La fuente en funcionamiento es un verdadero espectáculo. La fotografía muestra que el agua es un toque maravilloso para hacer de esta gran obra de arte, una visión hermosa y paradisiaca del país que se representa en las estatuas.
La Pandemia ha dejado este espacio en soledad. Y nos regala vistas como esta. Inmensas y glorificadas, pero inerte, un parque no es hermoso sin gente. Solo es un espacio triste.
El Elefante Dorado, ha sido la última obra incorporada al parque. Que prometo revelar el resto en un próximo post. Porque me queda aún por mostrar: Al Ángel Caído, Al Caballo, La Otra Mejilla, Doblez, El Piano, entre otras. Un sitio perfecto para escapar de la ciudad sin salir de ella...
Hay que visitarlo y cuidarlo!!!!
Todas las fotos son mías