La visita a mi amiga Laura (ENG/ESP)

If there is something I miss too much since I emigrated 4 years ago, it is being able to count on my friends, visit them, or simply talk to them and recharge my energy as I used to do when they were close to me.

A pleasant surprise was a few months after I arrived in Argentina, when my friend and comadre (we call ourselves sisters of life) had to come to Buenos Aires for work reasons, and from the moment I found out, my eyes were filled with tears of emotion, crossing off the days that passed to see her again.

It was a very brief meeting, since she was in work plans, but her visit restored my faith when I was quite affected by the migratory mourning.

After a while, Laura, another friend, came to visit her children, and of course I made space to go see her where she was staying. By then I was not working, so I went to spend the whole day with her, and we had no time to talk enough!

And it was that same Laura, whom after 3 long years I met again. How many stories, anecdotes and updates accumulate in such a long time!

Conditions had already changed, since I already had a full time job and she had a two year old grandson to take care of, but we still made the time to see each other, even if it was only for a short time.

In order not to be anxious about getting my youngest son to school on time, I didn't send him to school that day, and he was happy because I was taking him out for lunch.

The previous time, she had invited him for lunch and this time I was the one who had the honor of being able to tell him: order whatever you want, I'll pay for it.

Between conversations and laughter, it was time to pick up her grandson at the nursery, and to continue the conversation, we went with her.

We waited in a nearby café, and of course, we did the ritual we had when we worked together at the university: coffee, accompanied by some sweet croissants (which you can't see because I remembered the photo after we finished everything!)

As it was my turn to work in the afternoon, and after picking up her grandson, each one of us went back home, but with the satisfaction of having spent a different morning, and renewed by being back among acquaintances and seeing familiar faces that make us feel at home.

Si algo extraño demasiado desde que emigré ya hace 4 años, es poder contar con mis amigas, visitarlas, o simplemente conversar con ellas y recargar las energía como solía hacerlo mientras las tenía cerca de mi.

Una grata sorpresa fue a los meses de haber llegado a Argentina, cuando mi amiga y comadre (nosotras nos llamamos hermanas de la vida) tuvo que venir hasta Buenos Aires por razones laborales, y desde el mismo momento que me enteré, andaba con los ojos llenos de lágrimas, de la emoción, tachando los días que pasaban para volverla a ver.

Fue una reunión muy breve, pues ella estaba en planes de trabajo, pero su visita me devolvió la fe cuando estaba bastante afectada por el luto migratorio.

Al cabo de un tiempo, Laura, otra amiga, vino a visitar a sus hijos, y por supuesto hice un espacio para irme a verla a donde se estaba quedando. Para entonces no estaba trabajando, así que fui a pasarme el día entero con ella, y nos faltó tiempo para conversar!

Y fue esa misma Laura, a quien luego de 3 largos años volví a encontrarme. Cuantas historias, anécdotas y actualizaciones se acumulan en tanto tiempo!

Las condiciones ya habían cambiado, pues yo ya tengo un trabajo de tiempo completo y ella un nieto de dos años a quien cuidar, pero igual nos hicimos el tiempo de vernos, así fuera por poco tiempo.

Para no estar angustiada por llegar a tiempo a buscar a mi hijo menor a la escuela, ese día no lo mandé a clases, y él feliz porque lo llevaría a comer fuera.

La vez anterior, ella invitó el almuerzo y esta vez fui yo quien tuvo el honor de poder decirle: pida lo que quiera, que yo pago.
Entre conversaciones y risas, se nos hizo la hora de buscar a su nieto en el maternal, y para seguir la tertulia, nos fuimos con ella.

Esperamos en un café cercano, y por supuesto, hicimos el ritual que teníamos cuando trabajábamos juntas en la universidad: tomar café, acompañado de algunas croissant dulces (que no se ven pues me acordé de la foto luego de terminarnos todo!)

Como a mi me tocaba trabajar en la tarde, ya luego de buscar a su nieto, cada una volvió a casa, pero con la satisfacción de haber pasado una mañana distinta, y renovadas por volver a estar entre conocidos y ver caras familiares que nos hacen sentir como en casa.