Aquí estamos nuevamente, para disertar en familia. En esta oportunidad, asumo el reto que publica @topfivefamily y con ello comparto el enlace que establece las pautas establecidas: Mi entrada al Concurso @TopFiveFamily: Observa, Piensa, Escribe.

Para esta semana, la semántica de la imagen, condiciona un revolotear de emociones y sentimientos, que reclaman con propiedad sus grafías. Está abarrotada de recados palmarios y ostensibles.

Hacen presencia al conteste entramados culturales, sociales, económicos, políticos e históricos, de un país y de su gente. Sí, de mi País, Venezuela.

Compruebo una vez más lo potente, poderoso y significante del lenguaje visual, que de por sí, es universal. La comprensión de imágenes en sí misma, alimenta la interpelación permanente, favoreciendo la germinación y fecundación de ideas en su esencia.

Esencia, que, en esta fotografía, agobia y amarga los sentidos, con experiencias de apreciación y momentos de significación. Lo inconsciente debidamente archivado por el secretario, en mi cerebro; con apremio toca la puerta y llega al preconsciente para exigir protagonismo en la conciencia perceptiva, del momento.

Todo el escenario en la imagen se conjuga en mensajes, códigos, palabras, frases, colores, en la viabilidad del pensamiento, con desencadenantes de afectos y sentimientos.

Es inevitable la emergencia y evocación de pesares, nostalgias, tristezas, consternaciones, sinsabores de lo más profundo de mí sentir. Un nudo en la garganta, ganas de llorar por todo y por nada. Emociones que irrumpen por una realidad ineludible, que tienen como sustrato fundamental una dimensión experiencial.

Representación icónica, en perspectiva humana, con lecturas que retumban y rugen mis sentidos. De un antes, un después y un hoy día, en mi vida existencial, desde la mismidad y la otredad, en una sociedad que no calla ni enmudece, en lenguajes de comunicación.

Hay un color protagonista imperioso y es el blanco, lo simbolizo como un mensaje esperanzador, ante atmósferas a superar, representado por la bruma etérea, visualizada en la imagen.

A pesar de la desarmonía y discordancia presente, aunado a la montaña de emociones, hay una conciencia de identidad con trascendencia, que no negocia su esencia, que defiende el poder de la libertad de pensamiento, para dar vida a nuevas verdades. Que no se cansa ni se agota en pensar, repensar y defender el criterio propio, libre, autónomo e inalienable.