Sueño onirico. Cuento

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Me parece que había algo tirado en el piso porque se sentía resbaloso, al caminar casi me caigo, pero alcancé a agarrarme de la mesa que estaba en el pasillo, me llamó la atención los sollozos de una joven así es que me asome un poco, había un sujeto como de treinta años que tenía las manos juntas apuntando hacia el suelo, enfrente de el una joven como de veinte lo observaba fijamente, de pronto le asestó una sonora cachetada al sujeto quien ya tenía la cara roja por los golpes, una lágrima resbaló por el rostro de la chica, pero no decía nada, sólo se encogía de hombros.

-Vas a obedecer, verdad Enriquéta- le dice una señora a la joven. Ella mueve lentamente la cabeza para estar de acuerdo.

-Dale otra- le indica la señora- y nuevamente se oye una tremenda cachetada.

El sujeto y la chica se miraban con tristeza como si estuvieran siendo forzados. Me hice un poco a mi derecha porque me pareció ver a otra mujer detrás de la puerta.

En efecto había otra mujer de grandes ojos negros, maquillada un poco exagerada. Usaba una loción que parecía que tenía feromónas porque apenas alcancé el aroma, sentí un leve mareo al mismo tiempo que una sensación de bienestar y calma.

-Quien anda ahí- dijo la señora.

Me puse enfrente de la puerta sin recordar haberlo hecho, la señora que estaba oculta me veía de arriba a abajo, yo la vi directo a los ojos y alcancé a ver una pequeña cicatriz, respiré profundamente concentrándome en una de sus canas. Al volver a verla lucía completamente diferente, su cabello era completamente cano, no tenía nada de maquillaje excepto por el carmín rojo en sus labios y presentaba algunas cicatrices y muchas arrugas en su rostro.

-Fascinante- dijo la señora vieja mientras le hacía una seña a la señora.

Unos minutos mas tarde yo ya estaba dentro de una de las habitaciones de la casa, al fondo se alcanzaba a ver a una persona cocinando algo, enfrente mío estaba la señora nuevamente maquillada, una sensación de alivio me invadió, empecé a soñar que estaba en un prado muy amplio donde las nubes casi tocaban el suelo y un pequeño rebaño de ovejas pastaba tranquilamente, estaba muy feliz, de no ser que una de las ovejas parecía estar mirándome. Me concentré en sus ojos y las imaginé moviéndose hacia atrás, luego imaginé las nubes elevándose y finalmente hice a un lado lo que parecía ser una simulación.

De niño me gustaba manipular mis sueños, mover cosas y personas con la mente, cambiarles el color y hasta levitar un poco, me llamó la atención que estaba despierto pero al mismo tiempo dormido, obvio que la parte de mi sueño la podía manipular pero la parte real no. Mis manos se movieron solas a la pared obligándome a quedar de frente a la vieja quien ya no se preocupaba por lucir maquillada, me observaba el cuello como si quisiera morderlo, pero sólo lo tocó un poco con la lengua, yo traté de morderla pero ella se hizo hacia atrás.

Nuevamente volví a ver el prado en calma, esta vez se oían los grillos cantar, parecía ser un ocaso. Instintivamente sabía que no era real así es que regresé el tiempo para ver como había llegado ahí, llegando a un punto donde estaba nuevamente enfrente de la vieja que esquivaba mi mordida, mis manos sujetas contra la pared y mis piernas amarradas una a la otra, sabía que estaba perdido, pero quise probar de todos modos algo inusual, imaginé que la vieja colgaba sujetada fuertemente de una de mis manos.

-Tres, pero si solo tenemos dos manos- dijo la vieja que apenas respiraba.

Logré liberarme de la pared que me tenía preso, la cuerda que sujetaba mis piernas se convirtió en una serpiente que huía por la ventana a toda prisa, ella se quedó viendo a la serpiente con asombro.

Nuevamente me jaló a la pared, pero esta vez no llegué a ella, de mi espalda salieron un par de alas negras terminadas en puntas de cuernos afilados, la vieja parecía muy asustada todavía sujetada del cuello por una mano invisible.

-Quién eres?, Qué éres?- me preguntó entre sollozos.

Le dije que sabía que era un sueño y que yo era onironauta, ella se quitó las lágrimas del rostro y me dijo que era verdad, que no era un sueño, yo me reí y le dije que sabía muy bien reconocer un sueño y que de otra manera como podría manipular la realidad, ella explicó casi llorando que había tratado de llevarme a un trance hipnótico pero que yo lo rechazaba cada vez que lo intentaba.

-Lo que tu haces es un abuso- le dije.

-No debes tratar de hipnotizar a la gente sin su consentimiento- le grité mientras la ponía de rodillas en el suelo, la arrojé contra la pared sin con furia, ella calló pesadamente al suelo.

De pronto sentí un pinchazo en el hombro y caí al suelo casi dormido, un par de enfermeros se llevaban a la señora en una camilla. Solo alcancé a oir que uno dijo:

-Mañana traerán a otra especialista para tratar de hipnotizarlo-


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@saulos



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